Wednesday, June 03, 2009
Tuesday, January 13, 2009
Códigos futboleros
No desconfío de Sebastián Piñera por ser empresario. Mi resquemor nace porque se cambió de equipo. Como he escuchado muchas veces - y esta semana repitió el tío Guido - uno puede cambiar de nacionalidad, partido político, apellido y de muchas otras cosas; pero lo que es imperdonable es cambiar de bandera en el fútbol.
Pero haré un esfuerzo y le darle mi voto al señor del helicóptero. Sucede que soy un hombre de palabra, y durante el primer día de este año se lo prometí a “Papurri”, quien bastante entonado invitaba a los veraneantes de Viña a conocer su última versión del Tutix. No existe ninguna posibilidad de que se acuerde de mí, pero promesas son promesas.
Además, carezco del aguante suficiente como para soportar nuevamente a Frei en el cargo de Primer Mandatario. Aunque haya dejado de lado la gomina, a mi no me engaña; sigue siendo el mismo personaje. Ya tuvimos bastante con él, aunque debo reconocer que fueron seis años salpimentados con los comentarios de mis tías respecto de la amplia variedad de vestidos que lucía la Martita. Sin duda, el recuerdo más duradero del último gobierno DC. Al menos entregaba un incentivo para encender el televisor a las 21:00.
Piñera y Frei son casi lo mismo: empresarios de origen, democratacristianos de cuna, amantes del fútbol y ambos en coalición con personajes que alguna vez deben haberles causado urticaria. Además, ambos son fáciles de convertir en caricaturas: uno por su parquedad e inconfundible perfil; el otro por su espíritu hiperkinético y proyectos poco aterrizados.
Pero esta vez dejaré de lado mi desconfianza nacida de los códigos futboleros y votaré por el que habla con exceso de entusiasmo y abusa de los sinónimos. Además, lo pensé bien: si el país obtiene la mitad de los triunfos de Colo-Colo, su gobierno será un golazo de media cancha.
Saturday, October 28, 2006
Gran amiga
No se llama Olivia como mi princesa; no me da cariño ni compañía. Pero varias veces a la semana me subo sobre ella y salimos juntos. Generalmente damos una que otra vuela, pero una vez corrimos la media maratón. Fue una dura prueba para mis rodillas, pero ella -junto a la que la hace ser un par- me salvaron de una lesión. Ella es moderna, casual y estética. Pero sobretodo funcional y aperrada. Le buscaré un nombre. Se lo merece.
Gracias
Este año ha pasado de todo. Mi viejo se enfermó y mi fuerte madre también. Hemos pasado entre clínicas, hospitales, exámenes, médicos, enfermeras y todo ese tipo de indeseadas -aunque necesarias- compañías. Pero no nos podemos quejar; hemos recibido enorme ayuda de la gente. Mucho cariño, colaboración, oraciones e incluso regalos. Y, con el apoyo de todos y especialmente el cariño del "de arriba" estamos muy bien.
Solo me queda dar las gracias. Muchas gracias.
Monday, January 30, 2006
Hacia Algarrobo fueron los boletos
Aquí pueden vernos disfrutando de la paz y tranquilidad del litoral central de Chile. Se puede hablar de paz y tranquilidad porque no era verano. En los meses de Enero y Febrero no habríamos aparecido en la foto. Habría estado lleno de bañistas, turistas de fin de semana que se achoclonan, hacen pic-nic, corren, jugan paletas y se bañan a milímetros (por no decir encima) de quienes quieren disfrutar de la paz y tranquilidad del lugar. Algarrobo es maravilloso... Pero fuera de temporada.
Al trote por la vida
Mi ídolo es Forrest Gump y varios de mis amigos son runners. Tengo zapatillas con resortes, reloj con monitor cardiaco y poleras de última tecnología. Corro. Y no tengo motivos. Corro por el puro gusto de hacerlo.
Aquí pueden ver mi foto con La Caro Friz y Rafita Tornero, mis compañeros en la corrida 10 K de Nike. Los tres llegamos vivos a la meta. Ese ya es un logro.
Tuesday, December 27, 2005
Monday, October 24, 2005
País: Chile
Vivo en un país largo y angosto, cercado por la cordillera y bañado por el mar. De buenos vinos y ricos mariscos.
Vivo en un país de stress, donde el más rico es psicoanalista, o quizá farmaceútico. Un país sin tiempo, pero lleno de relojes. Un país con ciudades que se vuelven de vidrio y acero, esmeradas en olvidar el pasado de adobe, de leche asada y patios interiores.
Vivimos al final del mundo, pero creemos ser los primeros, los más cultos, los más modernos. Miramos por debajo del hombro y tenemos empresarios engreídos. Nos reímos de los demás sin mirar nuestras calles de tierra y los pasos bajo nivel anegados con quince minutos de lluvia.
Vivo en un país donde el que triunfa es héroe y el que piensa, un loco. Un lugar de pasiones e iras, con odios que subsisten por más de treinta años camuflados por concensos y acusaciones constitucionales.
Vivo en un país donde la justicia es menos importante que los acuerdos. Un país que ama a los extranjeros... una nación de imitaciones. De Macdonalds sin empanadas. De combos sin chicha, arrollado ni chancho en piedra. De fiestas patrias con cumbia, rock y música techno. Un país donde se inventó la cueca, pero ya nadie sabe de qué se trata.
Vivo en un país extraño, donde todos son parientes y los demás no existen.
Pero no me tomen muy en serio, porque es un país que adoro. Una nación de poesía y fútbol; de lluvia y paisajes.
En Chile he visto gnomos y escalado cumbres que escapan del smog que al mediodía infecta el valle.
Sunday, October 23, 2005
Nuestro santo
Como familia hemos tenido el regalo de disfrutar de la naturaleza. Hemos tenido la suerte que gozar del campo donde vivieron nuestros antepasados, crecieron nuestras mamás y nos conocimos como primos. Ese campo no lleva un nombre cualquiera sino el del nuevo santo chileno.
Fue nuestro abuelo quien, con enorme sabiduría, bautizó la generosa tierra que nos regaló innumerables momentos de alegría con el nombre de Padre Hurtado. Escogió ese nombre porque fue un lugar de enorme importancia para el sacerdote, ya que en la Casa de Ejercicios Espirituales de los Jesuitas ubicada en dicha zona, Alberto pudo encontrarse de cerca con Cristo y hacer más fuerte su compromiso con los más débiles.
Por eso el nuevo santo tiene muchos vínculos con la tierra que tanto queremos.
Alberto Hurtado también tuvo la suerte de gozar con la naturaleza. Sin lugar a dudas, los hermosos parajes del campo de su infancia, ubicado en la zona de Casablanca, quedaron en su memoria como alegres y apacibles días de juegos, libertad y unión familiar. Y entre las numerosas prédicas de este santo, que puso su mayor esfuerzo en la defensa de los más pobres, también hubo palabras de admiración a Dios por sus creaciones.
“Yo sé que Dios es belleza. Toda la belleza del universo arranca de Él como de su fuente. Las flores, los campos, los cielos, son bellos, porque como decía san Juan de la Cruz, “pasó por estos sitios sus gracias derramando, y con sólo mirarlos, vestidos los dejó de su hermosura”. ¡Y los montes austeros! ¡Y el mar que se rompe! ¡Y la noche estrellada!”, escribió el santo.
“La madre con su hijo: belleza de ternura. Dos jóvenes que se aman, que se quieren. El obrero que lucha por la justicia, sufre y se santifica por ella. El minero que a riesgo de su vida, se lanza a salvar a su compañero. La enfermera que vela cariñosa sobre el enfermo. El patrón que levanta a su trabajador”.
“Todo eso es bello, muy bello, y hay que renovarlo en el mundo, y gozar con ello, y deleitarse y ensanchar el espíritu. Todo esto es una huella de Dios. Y se encuentra a Dios más perfecto, cabal, sin deficiencias, llevado a un grado infinito. Y ese Dios, Él, y no otro, será mi vida, mi alegría, mi amor”, agregaba.
Para el santo chileno la naturaleza es una de las más bellas manifestaciones de Dios; son las gracias que derrama el padre creador y, como familia, tenemos una especial vinculación con una tierra que lleva el nombre de este santo.
Se trata de un privilegio y un desafío. El privilegio de sentirnos vinculados por siempre con uno de los hombres que más amó su patria y regaló todo su amor hacia ella. Y el desafío de colaborar en su tarea; esa que puso el acento en el amor a los más pobres, los más débiles y necesitados.